Un individuo llega de su trabajo, cansado, harto, molesto. Se sienta y enciende el televisor con la única idea de desconectar su mente del mundo exterior, dejar que algo piense por el y de esa manera olvidar el día que ha debido pasar. Trata de sintonizar un canal, pero la pobre señal se lo impide, ante esta situación el individuo en cuestión inicia el incesante cambio de canal, ya no en busca de algo que le interese, tan solo busca algo cuya señal sea suficiente para hilar un par de frases. Después de un rato lo consigue, las imágenes recibidas por el aparato consisten en una silueta femenina de color negro, sobre un fondo rojo, la silueta comienza a caminar, da a penas dos pasos a la derecha y vuelve al lugar donde se encontraba, esto seguido por una serie de movimientos, cambiando de pose en repetidas ocasiones, como quien se mira al espejo buscando el ángulo que lo haga lucir. El sonido emitido por el televisor se trata de algo que parece describir a una mujer de nombre "Valentine" la supuesta chica es descrita como "agresiva, innovadora y roja" esto ultimo es percibido por el individuo como algo carente de sentido y en un acto casi mecánico el individuo omite la ultima palabra. La descripción continua, a lo previamente dicho, se le agrega que Valentine viene de una familia con siglos de historia y en vías de la desaparición. De inmediato, el individuo se desconecta de forma inconsciente de las palabras que el televisor emite, manteniendo una mirada fija pero perdida, sin prestar atención a su exterior. Con la información captada acerca de Valentine, el sujeto empieza a tejer una historia en su mente. Para el, Valentine es una chica parisina de costumbres peculiares, cabello hasta los hombros, quebrado, y castaño, estatura aproximada de un metro, con setenta centímetros, delgada y rondando los treinta años de edad.
En este punto, es justo aclarar que la historia de Valentine ha sido imaginada por un arrebato de la mente del individuo, y no por su voluntad.
Valentine se crió en el seno de una familia reducida, a penas un par de primos, abuela, una tía, padre, y una madre muerta en el parto. Heredera de un apellido de prosapia, conocido y respetado por la aristocracia parisina. A Valentine parece no importarle conservar la historia y el apellido familiar, su postura hacia el matrimonio es de rechazo total y absoluto.
En un momento de conciencia el sujeto atiende nuevamente la emisión televisiva, justo a tiempo para descubrir que Valentine y su Valentine no podrían ser mas distintas, y es que Valentine no era mas que el nombre de una maquina de escribir de color rojo.
Sin mas, el sujeto cambia el canal, condenando a su Valentine al olvido.
El Amargo.
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