domingo, 23 de febrero de 2014



¡SUERTE, Y AL ATAQUE MIS VALIENTES!

Las manos sudadas, taquicardia, mariposas por todo el cuerpo, ansias, desesperación, excitación, dolor, dulzura, embriaguez, amargura, locura y muchas cosas más experimentamos al estar con una persona especial. Lo que la hace diferente es que de todas las demás con ella sentimos y percibimos todo lo anterior.

El amor va a ser el tema a tratar en lo que resta del texto, pero lo interesante es que lo vamos a analizar desde la relación de un punto biológico y filosófico.

Antes de continuar quiero aclarar que todo lo siguiente es una hipótesis de su servidor, la cual la he formado a base de distintas fuentes que considero sumamente sólidas. Con lo siguiente no pretendo hacer cambiar de parecer, ni mucho menos, más que alimentar el punto de vista y/o argumentos de los lectores.

Ya aclarado esto, debemos decir que el amor, además de ser un sentimiento, es un concepto abstracto, por lo tanto cada quien tiene una imagen mental acerca de él. Debido a que no existe materialmente, puesto que sólo es algo que los humanos aseguramos sentir, no tenemos referencias exactas de cómo es.
Hay que resaltar que el concepto, por lógica, es totalmente distinto para cada quien, a pesar de que nuestras descripciones sean sumamente parecidas, jamás sabremos si es verdadero lo que nos dicen. Pero aún así puede haber generalidades dentro del mismo, es decir, que haya algunos puntos en común de un conjunto de pensamientos. Por lo tanto le podemos denominar concepto general.

El contexto es fundamental para el desarrollo de una noción, ya que la influencia social, geográfica, cultural, religiosa, de tiempo, entre otras, son indispensables. Es por eso que se tiene un juicio general muy distinto entre unas regiones y otras. El amor y la vida de pareja van de la mano, por lo tanto, un ejemplo lo podemos tomar al otro lado del mundo, donde un hombre puede tener varias relaciones tanto sexuales como sentimentales, aún en el matrimonio, y la mujer no, ya que se rigen bajo una serie de normas, principalmente religiosas; y aunque a nosotros nos parezca extraño y algunas veces injusto, es el pensamiento que se tiene allá; hombres y mujeres lo respetan, aunque como en todo, haya algunos que no estén de acuerdo, son reglas establecidas, algunas implícitamente que le podemos llamar estereotipo. Y porque haya dos nociones totalmente distintas, no quiere decir que una se catalogue como buena o mala, ya que se formaron por un contexto muy diferente, y no hay una jerarquía autorizada que diga que está bien o mal.

El estereotipo también tiene gran valor, ya que nos habla de los roles que desempeñan cada uno de los sexos, que nuevamente depende del contexto.

Puede parecer que me he desligando totalmente del tema a tratar, pero lo anterior es fundamental para poder comprender mi intensión.

Dentro de la misión biológica que tenemos destacan tres puntos, los cuales son nacer, crecer, reproducirse y morir. A pesar de que algunos no cumplan la tercera, las otras son casi inevitables, por lo que anatómicamente y fisiológicamente estamos hechos para que en cierto momentos de nuestra vida dejemos descendencia, y por lo tanto aseguremos la existencia de nuestra raza. Y cuando cruzamos por la etapa, entre la niñez y la edad adulta, llamada adolescencia, empiezan a haber un conjunto de cambios que nos preparan para ser aptos a la reproducción. ¿A qué voy con esto?, pues que la atracción sexual al sexo opuesto, la mayoría de las veces, es totalmente natural.

Pero se preguntaran, ¿y qué tiene de raro?, si eso es de conocimiento general. Pero hay que revisar la otra cara de la moneda, cuando algunos autores, entre ellos Fromm, que nos dicen que JAMÁS podremos encontrar un amor verdadero basado en algo meramente físico y sexual.

Ya que como bien lo dice Fromm, el amor es un arte, por lo tanto no cualquiera lo puede realizar, sólo los artistas, aunque un artista puede venir de cualquier lado. Y para poder llegar a ser un artista hay que pasar por un largo proceso, done tenemos que adquirir conocimientos teóricos y prácticos, además de tener la madurez, disciplina, disposición, aptitud y etc, necesaria para llevarlo a cabo, teniendo un amplio manejo y conocimiento sobre el amor fraternal, a si mismo, religioso, a los padres y demás, para lograr llegar al amor de pareja.

Recapitulando, de decir que de una iniciativa física y/o sexual no podrá nacer amor sincero, es debido a que el resultado de ello no es más que un acto egoísta, y con esto llegamos al punto en que no sólo lo físico es suficiente para convertirlo en algo codicioso, ya que el hecho que esa persona satisfaga sentimental o sexualmente es un acto ambicioso, por lo tanto el “te amo por lo que me hace sentir” es simplemente el utilizar al otro u otra para saciar un antojo nuestro.

Ahora, con todo esto algunos dirán, “que una persona me atraiga, no quiere decir que me haya enamorado de ella”, pero surge otra pregunta, ¿cómo sabemos cuando estamos enamorados?, o una mejor, ¿qué es el amor?

Regresemos a la biología. Las sensaciones descritas en el primer párrafo, que como lo indica ahí, son algunas de las sensaciones que percibimos al estar enamorados, claro que depende de cada persona, su actitud, personalidad, carácter, entro otros. La etapa de locura y falta de coherencia durante el enamoramiento se la debemos a algunos neurotransmisores que actúan en la corteza cerebral, los cuales son endorfinas, dopamina, oxitocina, feniletilamina norepirefrina, testosterona, estrógenos, etc., y gracias a estos, nos causará un instinto que de manera implícita nos asegure, algunas veces, la reproducción.  Pero suele suceder, que aquel chico o chica, que alguna vez nos provocó que nos sudaran las manos y muchas cosas más, después nos hagan “lo que el viento a Juárez”, o sea, “ya fue”. A pesar de que aseguren haberlo(a) querido mucho, y agradecerle, otros no quieren ni recordarlo (a), y algunas veces por vergüenza.

Y esto se debe a que aproximadamente después de 48 meses, más o menos, según sea al caso, la producción de estos neurotransmisores cesa, por lo tanto el “amor” desaparece, y algunas veces, sólo quedan los problemas.

Podríamos decir que aquí es “donde la puerca torció el rabo”, ya que se puede mal interpretar que fisiológicamente estamos hecho para no amar, además que nuestro “instinto” no ayuda en la formación de un amor verdadero, hablando desde una perspectiva filosófica, ya que para podernos figar en alguien tuvo que haber un contacto físico.

Pero, “¡oh, sorpresa!”, nos hemos olvidado de bastantes cosas interesantes. Primeramente, que somos seres con un desarrollo mental elevado, poseedores de conciencia, sentido común, coherencia, etc. que nos diferencia de los animales y otros. Además que hay otro punto aún más importante, en el momento en que un humano se encuentra en la etapa del “enamoramiento”, con segregaciones de un coctel de neurotransmisores, su producción no tiene que llegar a su fin, ya que dependiendo de cuál sea la calidad de la relación entre el enamorado y del el que se enamoraron, será el tiempo que llevé la producción de estar hormonas.

Ahora, ¿qué onda con el lado filosófico? Resulta que efectivamente, tiene que haber un contacto físico, por el cual esa persona llame nuestra atención, debe de tener algo diferente, que la haga distinta a las demás y sobresalir, para que nos embriague y seduzca, pero lo importante aquí, es dar el siguiente paso, el cual a continuación explicaré:

Se dice que alcanzamos el desarrollo biológico total ente los 20 y 21 años, hombres y mujeres, por lo que estamos listos para dejar descendencia, pero para la madurez mental no hay edad. Se dice que lo ideal es tener el suficiente desarrollo biológico y mental para amar, además del proceso de aprendizaje del arte, pero no hay una edad que nos asegure que al alcanzarla tendremos estas aptitudes completas. Pero cuando complementamos nuestro aprendizaje de este arte con la atracción, que causó nuestra atención a esta persona, no damos cuenta si realmente es amor. Puesto que al momento en que nos mantiene hipnotizados y locos aquella persona por quién es y cómo es, y más no por lo que me hace sentir, la podremos haber encontrado. Citando al Maestro Erich Fromm: “El amor infantil sigue el principio: Amo porque me aman. El amor maduro obedece al principio: Me aman porque amo. El amor inmaduro dice: Te amo porque lo necesito. El amor maduro dice: Te necesito porque te amo”.

Por lo tanto, al momento en tener un contacto con un ser especial producimos neurotransmisores, mientras esa relación sea buena, cuidadosa y se procure de la manera en que se explicó, la producción de hormonas seguirá, provocando un delicioso círculo vicioso.
Pero, hay que recordar que al amar a una persona no quiere decir que obligatoriamente sea correspondido, o en otro caso, que uno o ambos de la pareja desbalance la relación, todo esto causará el rompimiento de famoso “círculo vicioso”.

Ahora, hay que resaltar que el enamorarse no nos asegura una relación de pareja, aún cuando ambas estén dispuestas, ya que puede ser que alguna no sea lo suficientemente apta para amar o sus intereses totalmente distintos. Esto al hablar de una relación de pareja, con la cual estás dispuesta a compartir el resto de tu vida y crearla con ella.

Por lo tanto, el amor no te da más que la base para construir la casa de tu relación de pareja, los demás materiales los componen los objetivos e intereses a largo plazo de ambos.
Todo lo anterior es un pequeño vistazo a la relación biológica-filosófica del amor, además que cabe recalcar que es un concepto mío, que desde luego fue fundamentado y nutrido con algunas referencias filosóficas y otras biológicas.
Así es que, “suerte y al ataque mis valientes”.


“PARLE”









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