domingo, 22 de septiembre de 2013


¿MES PATRIO?, NO SÉ

El mes patrio es uno de tanto interesantes en el año, porque además de las épocas de sembrinas, se nota una inigualable vibra de fraternidad, patriotismo, nacionalismo, y muchos sentimientos más.

Esta vez no vengo con la intensión de dejar un criterio totalmente, más bien, a cuestionar, porque creo que ese sería el primer paso para poder hacer una buena crítica.
Carritos llenos de banderas, trenzas, espumas, el sonido de los cohetes, los trajes de charro, las canciones rancheras, yucatecas, norteñas, y muchas otras cosas más nos indican que el 15 se septiembre está cada vez más cerca.

La primer interrogante que me atrevo a hacer es, -¿Qué festejamos?-. ¿La a independencia de México?, estaría de más mencionar algunos mitos y acontecimientos alterados de la historia de México, pero, la independencia del país se dio el 28 de septiembre del 1821, y por consiguiente, ¿no sería más “adecuado” realizar algo conmemorativo en esa fecha?

Al mencionar la palabra independencia se me vienen muchas otras a la mente, entre ellas, la más destacada es –libertad-.  ¿Actualmente nosotros gozamos de libertad?, pero creo que para responder nos tendríamos que hacer otra pregunta, ¿qué es libertad? Me atrevo a decir que es un concepto abstracto, por lo tanto cada quien tiene una imagen mental distinta, pero dentro de las más comunes me encontré la siguiente: “acción o un conjunto de estas, realizadas por un individuo o un grupo, que tiene como límite las normas morales”. Ahora sí, me repregunto, ¿gozamos de ella?, ¿somos libres de manifestarnos al estar en desacuerdo por una cuestión política, económica o social?, ¿somos libres de transitar por las calles y avenidas con tranquilidad y facilidad?, ¿somos libres de elegir una profesión, sin tomar en cuenta la demanda, el sueldo, la competencia; pero sin perder la vocación?, ¿somos libres de expresar nuestras ideas?, ¿somos libres de pensar?, ¿somos libres de actuar?.

He oído por ahí que también el –ser mexicano- es uno de los ingredientes principales en estas festividades, pero nuevamente yo me pregunto, ¿qué es eso?, tal vez algunos dirán que es pertenecer al territorio de México, otros quizá expresarán que es sentirnos orgullos de nuestro pasado y los héroes que nos dieron patria y libertad, o a lo mejor alguien más mencionará que es el ser identificados por nuestra música, la comida, los trajes, la arquitectura, los sentimientos, nuestros folklor, etc.

Por último, cuestiono, ¿es un pretexto el festejar el mes patrio?

A todo lo anterior no doy respuesta, no afirmo ni niego nada. Simplemente pregunto, porque considero que es importante interrogar primero, para posteriormente responder de acuerdo a lo que nosotros mismos consideremos correcto.


“PARLE”

sábado, 21 de septiembre de 2013

Del orador al oyente, y viceversa.

Hablar ante una multitud ha sido siempre un acto de valentía pura. Al oyente se le pueden transmitir tantas cosas mediante la expresión, se han dado casos, en regiones remotas, de oradores que incitan revoluciones, o bien, linchamientos.
El orador carga con una enorme responsabilidad.
Entre estos existen distintos tipos, tan variados que no resultaría practico mencionar a todos. Lo mismo con los oyentes, sin embargo, poco importa este.
En el ámbito personal me considero un oyente discreto y atento, difícilmente expreso mis dudas al orador, o al resto del público, prefiero resolverlo de una forma mas modesta y probablemente errónea, dentro de mi cabeza. Soy un oyente frecuente, prefiero no ocupar el sitio del orador, la discreción, esa cualidad que tanto aprecio, me convierte en alguien gris frente a las multitudes.
En mi larga carrera como oyente me tocó presenciar en mas de una oportunidad a un orador... peculiar, por llamarle de alguna manera. Un tipo serio y organizado, esto se advertía desde su aspecto. Siempre con esa gabardina gris, llena de pelusas casi invisibles para quien no observa, los mismos zapatos negros perfectamente lustrados, el traje, que si bien podía cambiar, seguía siempre la linea de pantalón negro y camisa blanca, acompañado de una corbata, que al igual que las pelusas, pasaba por alto a la vista, los calcetines, mayormente marrones, en ocasiones con rombos, por lo general estos coincidían con los días nublados y fríos, tan abundantes en esta ciudad, una feliz casualidad. La cara reflejaba la serenidad del satisfecho, relajado, pero no intransigente, con pocas arrugas y ojeras prominentes, imposible calcular la edad en su rostro.
 Doctor de profesión, o al menos es lo que nos hizo creer, ya que el don de la verdad es otra de las cualidades del orador, a priori al oyente no le queda mas que aceptar como verdad los datos que el orador proporciona.
En todas las conferencias a las que fui a lo largo de mi vida (no ahondare en razones) nunca vi al frente a alguien con tan poca capacidad de abstracción, incluso el mas serio llegaba a divagar, contándonos alguna de sus vivencias y relacionándola con el tema tratado. Sin embargo el no lo hacía, eran tan centrado, sabía donde comenzaba, y sabía a donde se dirigía, un poco como los conductores de autobús, con una ruta marcada, pero el, sin la atadura de la obligación.
Lo miraba y lo escuchaba con lastima, su trabajo tan organizado y pulcro, me producía nauseas. ¡Puaj, que malestar me trae su recuerdo!
Era la elocuencia hecha conferencista, nunca caía en la contradicción.
Lo recuerdo bien, nos hablaba siempre de las funciones del cuerpo humano. El cuerpo, esa cosa tan predecible, con funciones tan perfectas. Este orador era un cuerpo, perfecto y predecible.
La mente debe estar para eso que hace tan bien, quien quiera que la haya diseñado seguramente la hizo para divagar, tal vez el mismo divagaba mientras la diseñaba. Estoy seguro de que esa es su función primordial.
Me da tanta lastima aquel hombre/cuerpo, carente de mente, atado a los sentidos.


El Amargo.

sábado, 14 de septiembre de 2013

Se sabe, se cree, se teme.




Se sabe que hay dos receptores de imagen al frente,  en realidad, para ser justos,  uno está al frente y a la izquierda, apenas dentro del espectro visual.  
Se sabe que hay gente detrás, en realidad, para ser justos, están detrás y a la izquierda, sentados de frente a uno de los receptores, ellos hablan y observan, de pronto comentan lo que el receptor emite.
Se sabe que esperan por un evento, no estamos seguros de que sea, probablemente algo importante.
Se sabe que sus comentarios no interesan, sin embargo, esto es una verdad a medias, a pesar de no interesar, y pasar por desapercibidos  la mayor parte del tiempo, pueden llegar a molestar. A veces, se trata de escuchar otra cosa,  no siempre se puede, los distractores son demasiados.
Se sabe que llueve, no debe ser más que una llovizna, el sonido no sugiere algo diferente.
Se sabe que hay té en la cocina, probablemente de tila.
Se tiene la intención de levantarse e ir por ese té, prender la estufa, colocar la tetera al fuego,  y el resto de acciones menospreciadas que supone el acto ya mencionado.
Justo antes de levantarnos, analizamos nuestra lista de certezas, la revisamos de arriba abajo... en sentido figurado, esta lista no está escrita
Se teme. ¿Y si nuestras certezas resultan falsas?
No hay otro receptor, no hay gente, no hay lluvia. ¿Y si no hubiera té?



-El Amargo.