sábado, 14 de septiembre de 2013

Se sabe, se cree, se teme.




Se sabe que hay dos receptores de imagen al frente,  en realidad, para ser justos,  uno está al frente y a la izquierda, apenas dentro del espectro visual.  
Se sabe que hay gente detrás, en realidad, para ser justos, están detrás y a la izquierda, sentados de frente a uno de los receptores, ellos hablan y observan, de pronto comentan lo que el receptor emite.
Se sabe que esperan por un evento, no estamos seguros de que sea, probablemente algo importante.
Se sabe que sus comentarios no interesan, sin embargo, esto es una verdad a medias, a pesar de no interesar, y pasar por desapercibidos  la mayor parte del tiempo, pueden llegar a molestar. A veces, se trata de escuchar otra cosa,  no siempre se puede, los distractores son demasiados.
Se sabe que llueve, no debe ser más que una llovizna, el sonido no sugiere algo diferente.
Se sabe que hay té en la cocina, probablemente de tila.
Se tiene la intención de levantarse e ir por ese té, prender la estufa, colocar la tetera al fuego,  y el resto de acciones menospreciadas que supone el acto ya mencionado.
Justo antes de levantarnos, analizamos nuestra lista de certezas, la revisamos de arriba abajo... en sentido figurado, esta lista no está escrita
Se teme. ¿Y si nuestras certezas resultan falsas?
No hay otro receptor, no hay gente, no hay lluvia. ¿Y si no hubiera té?



-El Amargo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario