miércoles, 27 de noviembre de 2013

Definiendo la normalidad.

Esa mañana sabía que había perdido algo. Desperté con esa extraña sensación de perdida, con un hueco, sabiendo que algo faltaba, pasado el intervalo entre el sueño y la vigilia, donde aún las ideas no son claras, y los ojos no se abren del todo, comencé la rutina diaria, y la sensación no desaparecía, decidí no prestar atención, tomarlo como un pensamiento inconsistente, de esos que abundan tanto en la mañana, tal vez había olvidado una tontería, una de esas cosas rutinarias que de no hacerse te generan un sentimiento de angustia, sentimiento breve, pero poderoso para la poca relevancia que posee. La mañana seguía, y el sentimiento no se iba, era algo fuerte, no me permitía concentrar mi mente en nada mas que en aquel misterio "¿Que perdí?" me preguntaba hasta el hastío. La gente no lo decía, por educación, supongo, pero mi actitud los había hartado, cosa perfectamente comprensible, yo mismo estaba harto, ya no digamos de este vacío, estaba harto de mi incapacidad para pasarlo por alto. Tomé una decisión, me aparté de todos, necesitaba claridad, despejar mi mente. Llegué a una conclusión, había perdido algo, y tenía que buscarlo. Buscar algo es en si una tarea compleja, en especial cuando no se sabe que es lo que se busca, lo que si sabía, es que sin duda ese algo era importante.
¿Por donde comenzar?
Comencé por la tarde, supuse que el sol en medio cielo me ayudaría. Tal vez por la calle que suelo transitar de vuelta a casa, tal vez ahí se escondía eso, a lo que había decidido llamar "normalidad"
La camine con una lentitud que llamaba la atención, notaba las miradas de la poca gente que transitaba por ahí, y es que ¿quien puede tomarse el lujo de dar pasos tan cortos acompañados de miradas tan perdidas? ¡Eso! con la mirada ida no se puede buscar algo, al menos no físico, y ahora que lo pienso la idea de que aquello que buscaba con cierta desilusión era algo material resultaba absurda en todos los sentidos, es decir ¿quien llama "normalidad" a lo material?
¿Donde seguir?
Llegó la noche, no así la "normalidad" mi atención seguía fija en buscarla, no pensaba en otra cosa, como pasó durante el día, la gente que me rodeaba se daba cuenta.
Ya inmerso en mis sueños, durante la madrugada, quiero creer, pude soñarla, era esa "normalidad" había venido a verme, pero como todos los sueños se escapaba sin previo aviso, y al tiempo que se escapaba, yo me levantaba de sobresalto, extrañandola, frustandome con ese sentimiento tan claro como indefinido.
Los día siguientes no fueron mas que tristes calcas. Yo buscaba esa "normalidad" con una desesperación inusitada, y es que ¿como afrontas la ausencia de algo que das por hecho? y que mas allá de dar por hecho, no puedes definir.
Pasaron los días y yo era cada vez mas una sombra, incapaz de reconocer la imagen desolada que miraba en el espejo. Lo comprendí, ahora parecía tan obvio, después de tanto, no podría encontrarla si no la definía, y lo hice, perdí la cuenta de los días, perdí gente, perdí mi imagen, perdí mi propia definición, sin embargo la encontré, renuncie a tanto que no sé cuanto fue, pero dí con ella, logré definirla.
¿Que era la "normalidad"? La normalidad era esa canción de cuna que se escuchaba en las noches catalanas, era ese juego de té que yacía en un jardín de un suburbio americano, eran esas primeras risas sinceras con la única amiga. Todo eso fue la "normalidad" y ahora que lo pienso, todo eso ya no está, sin embargo, nunca lo perdí.
Algún día mis hijos escucharán esa canción de cuna, que sin percatarme, habrá vuelto a mi. Algún día el juego de té se les presentará a ellos, volverá. Algún día seré testigo de esas primeras risas. Algún día esa normalidad estará de vuelta, tal vez en distinta forma.
Nada se pierde, todo se transforma.


- RS. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario