jueves, 26 de diciembre de 2013




NO ENCUENTRO PALABRAS

La vida es complica, confusa, algunas veces frustrante y otra veces un –asco-, pero sin todo esto no sería vida, no tendría chiste. Insípida e inútil podrían ser los adjetivos correctos para describirla si existiera la ausencia de estos aderezos.

Dentro de esta hay una etapa, la cual yo considero en mi corta vida, la más confusa, alegre, triste, frustrante, decepcionante y apasionante, que se llama adolescencia. Donde tenemos la oportunidad de pulir lo que seremos en un futuro y sobre todo de conocer y ser marcado por personas.

Gracias al mar de hormonas que aquejan a esta edad, los sentimientos están más que sensibles durante esta época, así que podríamos decir que los hechos, acciones, etc. repercuten con mayor fuerza.

Hoy quiero hablar sobre el valor que tiene la verdadera amistad en esta parte de la vida. Ese sentimiento realmente sincero que ha sido puesto a prueba de cualquier bala de hipocresía y sigue vivo.
Si hay algo sumamente complejo es expresar que tan representativas pueden ser las personas para uno.

Si la amistad en si en complicada, se vuelve mucho más para una persona que es mamona, arrogante, pretenciosa y una mar más de defectos, pero por más difícil que parezca no es imposible.

El poderte entender con esa persona sin decir una sola palabra, el compartir algunos gustos, el poder hablar y ser tú mismo, jugar, criticar, reír, llorar, emborracharse, pelear, estar en desacuerdo, lograr la empatía, es un poco de la magia del verdadero amor fraternal.

Y en mi caso, lo que más agradezco de haber conocido a este tipo de personas, es que han formado parte de mí. Consciente o inconscientemente se han adherido en mi personalidad, en mi forma de pensar, se sentir, de creer, hasta de entenderme y aceptarme.

Y así es como “No encuentro palabras” para poderte agradecer y dar entender el desmadre que hay dentro de mí. Gracias por tus consejos, gracias por entenderme, gracias por soportarme, gracias por hacerme entender, gracias enseñarme, gracias por esos buenos y malos momentos, gracias por ayudarme a ser yo, gracias por ser tú.

Aunque esto suene a despedida, no lo es, ya que como lo he dicho, estas personas quedan dentro de ti. Aunque es demasiado egoísta el pensar que tal vez una de esas personas se aleje físicamente de ti, causando una modificación totalmente en tu rutina  y forma de vida, pensando sólo en cómo te afectará, le puede mostrar al otro ser qué tan trascendental es para ti.
.   .   .

Más que desearte buena suerte y lo mejor de lo mejor, quiero que sepas cuán importante eres para mí y cuanto te quiero.

Gracias totales, mi querido, estimado y bien ponderado Amargo.

“PARLE”




No hay comentarios:

Publicar un comentario