Son las nueve de la mañana, cuando deberían ser las dos de la madrugada, ya está el sol fuera, pero para mi es la hora mas oscura, el cambio de horario resultó la analogía perfecta de mi situación. La habitación ocho de este modesto hostal me ha visto caminar de un lado al otro sin parar durante toda la madrugada, de pronto me detenía para tratar de conciliar el sueño, por supuesto, sin éxito, y no es ya por la diferencia de horario, ni el haber dormido la mayor parte del vuelo, lo que pasa es incluso simple, mas que simple, es fácil de definir, y es que no estoy aquí... solía decir "no soy de aquí, ni soy de allá" ahora que el allá es aquí y el aquí es allá me doy cuenta que ni estoy aquí, ni estoy allá, ni estoy, ni soy, pero sé que alguna vez fui, y fui de allá, alguien me hizo de allá y lo sé, lo negué, pero me parece que ya no hay sentido en la negación, si es que alguna vez lo hubo.
Bajé al salón a eso de las tres de la mañana, supuse, que siendo un sitio con a penas once habitaciones, no habría nadie mas, me equivoqué, había dos personas además del recepcionista, un hombre, de unos 25-30 años, y una chica, aproximadamente de la misma edad. Salí al portal, encendí un cigarro y no pude evitar el llanto, llanto que he aprendido a silenciar, a limitar en lágrimas sin sollozos. El chico del salón salió y me pidió un cigarro, sin decir palabra alguna, se lo di, pude haber iniciado una conversación, en lugar de eso me limité a terminarme el cigarrillo y subir a mi habitación.
La ciudad es bella, muy bella, es esa clase de lugares donde da gusto salir a caminar sin rumbo, me recuerda mucho Coyoacán, no es que se parezcan, pero me inspiran lo mismo. Comencé a pensar en la arquitectura del lugar, y en sus similitudes con México, recordé a Hernán Cortés, el nació aquí, o eso creo... Hernán, un apellido patronímico derivado de ese nombre, son impresionantes los caminos que la mente toma para volver a un pensamiento en especial. Volví a pensar en Cortés, en lo difícil que eran los viajes en aquél entonces, el barco... el barco que seguramente desembarcó en Veracruz, partiendo de Cádiz, tal vez, no estoy cierto de eso.
¿Y Dios? ¿Que pasa con el? No he recurrido a el en toda la noche, no es que sea un hombre de fe, pero suelo recurrir a su nombre cuando no me atrevo a hablar conmigo mismo, hoy parece que no está. ¿Soy judío realmente? tal vez no, tal vez soy solo un católico con pésimos modales. ¿Y Dios? no necesito realmente de el, es solo que siempre lo he tenido, hoy parece que no... ¿Que pasa con las plegarias cuando el no está?
Veo mi reflejo en el espejo, que jodido me veo, mi exagerada palidez hace resaltar las ojeras y el cabello alborotado y el vello facial a medio crecer empeoran aún mas mi imagen, y no me importa, no me importa un pito mi imagen, no me importan mis jeans sucios, o mis zapatos viejos, mucho menos la playera rota que llevo puesta. De pronto pienso que ese no soy yo, yo estoy en América ¿no? yo estoy en ese departamento, no, sé que no, pero no puedo aceptarlo, hay momentos en los que pienso: "Lo primero que voy a hacer cuando vuelva..." y ahí se queda, no hay nada mas que pensar.
La gente de aquí tiene un dicho: "La lluvia en Sevilla, es una maravilla" Yo no lo sé, pero el atardecer, es precioso.
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